Continuidad AntofaEDUCA 2025-2026:
Llegó marzo y con ello el deber de detenernos un momento a analizar lo que ha sido el conjunto de acciones vinculadas al piloto AntofaEDUCA 2023-2024.
Desde que nos lanzamos al utópico desafío de transformar la calidad de la educación regional en Antofagasta, la meta siempre ha sido volar tan alto como sea posible, sin olvidarnos que para llegar a volar primero es fundamental acelerar y luego despegar.
El piloto 23-24 fue para lograr la aceleración, es decir, preparar el contexto y las condiciones mínimas necesarias para que nuestro sueño se pueda hacer realidad. La esencia del cambio radica en los profesores y directivos, de manera que el foco ha estado en un comienzo en ellos. No se tiene recuerdos de un contexto educativo tan desafiante y complejo como al que nos enfrentamos en la actualidad, de manera que fortalecer el liderazgo y la formación de los docentes es la única forma sensata de apuntar a la dirección que queremos.
Habiéndose ya realizado el piloto y habiéndose obtenido favorables evaluaciones por parte de las entidades académicas que nos acompañan en esta aventura, corresponde ahora mirar nuevamente al futuro y prepararnos para el despegue. Los establecimientos educacionales beneficiarios del piloto AntofaEDUCA 23-24 ya entraron en la dinámica de la aceleración y ahora, sobre la base de lo trabajado, nos desafiaremos a despegar y emprender el vuelo.

Por: Kenneth Gent F.
Cofundador AntofaEDUCA
¿Cuáles son los principales desafíos del proyecto de continuidad AntofaEDUCA 2025-2026?
Tres son los ejes estratégicos sobre los cuales centraremos nuestra atención:
- Crecer al doble. Del 20% al 40% de la educación pública regional.
- Reducir brechas. Incorporar innovación a nivel de ecosistema.
- Mejorar aprendizajes. Obtener resultados en evaluaciones.
Respecto de este último punto, estamos conscientes que producto de la cultura nacional y el sistema de incentivos que tiene nuestro sistema educativo, resulta crítico traducir en resultados de aprendizaje concretos todos los esfuerzos y buenas intenciones asociados a la labor que nos convoca. Por ello, durante marzo realizamos dos talleres en coordinación con CENTRE UC para iniciar el año retomando las buenas prácticas ya trabajadas con todos los establecimientos en torno a la mejora continua de la calidad, para que a contar de abril se inicien nuevamente los ciclos mensuales para la mejora, tal como ya se instauró en el II semestre de 2024.
Ocupamos una metáfora simple y concreta para ilustrar los roles y la complementariedad de actores en las escuelas y liceos en este nuevo proceso que iniciaremos. Planteamos que cada establecimiento es como un camión de carga.
El director vendría siendo el equivalente al chofer, quien tiene la visión panorámica junto al control de la dirección por medio del manubrio y la decisión de cómo alternar la presión en los pedales del freno y acelerador. Los mecánicos que velan por el buen funcionamiento del motor de la máquina corresponden a la UTP (Unidad Técnica Pedagógica), en ellos radica el buen andar del “corazón” de la escuela. Todos los demás actores de la comunidad educativa se reparten los roles de logística y operaciones necesarias para que cada vez que el camión llega a un nuevo punto, se produzca la carga y descarga de elementos de manera ordenada, eficiente y efectiva. Los liderazgos internos son la clave, junto a la pasión por lograr que nuestros estudiantes aprendan cada vez más y mejor.
En el proyecto piloto 23-24 (aceleración) ya trabajamos para que los directores logren traspasar a sus equipos la responsabilidad de gestionar el día a día. Ellos no deben ser los “bomberos” que apagan incendios (urgencias y/o contingencias) sin posibilidad de concentrar sus esfuerzos en lo importante. Me quedé con la satisfacción de ver que a todos les hace pleno sentido lo que vamos a priorizar en este nuevo proceso que se inicia.
